Siendo honestos, nos conocemos (y, si no, ya solo con leer esta entrada vais a calarme y saber de qué pie cojeo) y no estoy de mucho humor, así que permitidme que me salte las excusas de por qué no publico, bla, bla bla a quién engaño, ahora mismo esto es como hablar sola :)))
Si estáis en Twitter, que la mayoría lo estaréis, es ley de vida: has leído tuits feministas sí, sí o sí. Es estadísticamente imposible que no te hayas encontrado al menos un retuit o un hilo sobre el tema, en su mayoría criticando comentarios que hacen hombres sobre el feminismo y actitudes machistas. No te engañes, lo has visto por ahí. Así vivas debajo de una piedra (pero una piedra con WiFi)
Pero vayamos al meollo de la cuestión: esto que se discute tanto en Twitter y que tiene on fire a todo el mundo, ¿realmente es una causa feminista? Es decir, ¿de verdad se está denunciando lo que se tiene que denunciar, hablando de lo que se tiene que hablar?
Estas cosas, por ejemplo, me parece muy muy cabal que se digan. Mira, lo quieras o no, esto es una brutalidad, y hay que denunciarlo. Hay que movilizar a la gente, que se sepa y que, al final, llegue a quienes pueden hacer algo. Hay que impedir que esto siga ocurriendo, porque yo no sé cómo presumimos de humanidad y estas cosas cuando pasa esto en el seno de nuestra, en teoría, avanzada sociedad occidental.
Otra imagen que salió hace un par de días, que no sé por qué oscura razón no puedo insertar: una feminista caricaturizada de forma ofensiva y con cara de arrearte dos guantazos es saludada por un hombre que, en la siguiente viñeta, es condenado a treinta años en prisión por "acoso callejero". Dibujada horas después de que rebajasen la pena de aquel joven que pegó una paliza a su novia en una calle alicantina de dos años a nueve meses. (Ya hay que ser desgraciado, ya) Este tipo de cosas son por las que debemos luchar. O cuando salen fotos de mujeres hipersexualizadas, como son las mujeres en los videojuegos porque, Dios, las modelos de Etam llevan más ropa que algunas de ellas, y a todo el mundo le parece maravilloso. O cuando los insultos extendidos hoy en día entre los jóvenes son del género "no me la tiraba ni aunque me pagasen". Eso es lo que debemos denunciar.
Pero hay algo que me molesta, y es que mucha parte del movimiento feminista son, ¿cómo lo digo?, temas totalmente absurdos o insignificantes. Como cuando se dice "chicos y chicas", "maestros y maestras", "ingenieros e ingenieras", "padres y madres" y un largo etcétera porque, si no, es machista. Cielo mío, cuando en la lengua castellana se emplea un sustantivo en plural que engloba tanto a hombres como a mujeres, se usa el masculino y punto. Igual que cuando se habla de plantas, se habla de las plantas, aunque haya señores alcornoques, y almendros, y girasoles, y cuando se habla de animales, se habla de los animales aunque haya palomas, ciervas y mantas raya. Forzar el lenguaje de esa forma me parece tan absurdo como triste.
¿Triste? Sí. Porque hay otras muchas batallas, mil veces más necesarias, que nadie lucha.
Como la brecha salarial entre hombres y mujeres.
Como la cúpula de cristal en los ascensos laborales.
Como la invisibilización total y absoluta de la homosexualidad femenina en la sociedad actual, que pone siempre de representantes de la comunidad LGBT+ a hombres homosexuales.
Como el machismo descarado que impone el género musical del reggaetón actual, y que escuchan la mayoría de chicas de nuestra generación, absorbiendo de forma inconsciente los mensajes que transmite esta música: somos objetos sexuales, y está bien que los hombres solo nos deseen cuando estamos buenas, porque esa es nuestra meta.
Como lo misógino de la visión del amor actual, el amor de "eres mía y yo soy tuyo", como si habláramos de floreros en lugar de personas.
Exactamente igual de bonito que un matrimonio hetero o uno gay, e incluso más. |
Como el bombardeo mediático con estereotipos de la mujer ideal, hecha un palillo, con tallas de sujetador inverosímiles..., ya sabéis a lo que me refiero.
Como el hecho de que no contratan a mujeres porque pueden quedarse embarazadas.
Como el hecho de que las despiden cuando se quedan encintas.
Como el hecho de que no podemos pasar por calles estrechas y mal iluminadas sin el miedo, consciente o no, de que nos vaya a pasar algo: de que nos vayan a violar.
Como el mensaje social de que el amor romántico es la meta en la vida de toda mujer, y sin él siempre estará incompleta.
Como el mensaje social de que los hombres pueden acostarse con varias y ser triunfadores, "leones", pero las mujeres que hacen eso son putas.
Como el mensaje social de que es normal que las mujeres nos comparemos y compitamos por ser superiores a las demás, calificándonos entre nosotras de "putas", "golfas", "feas" o "gordas".
Como el mensaje social de que, solo por ser mujeres, se da por hecho que estudiaremos carreras tipo Magisterio o Enfermería, porque ¿qué demonios va a hacer una mujer en Ingeniería?
Como el mensaje social de que somos criaturas débiles, sensibleras, que necesitan a un hombre a su lado para estar completas.
Como el arquetipo literario y televisivo de que podemos hacernos las fuertes y pensar que somos independientes, pero es un engaño: hasta que no llegue nuestro héroe, no nos daremos cuenta de que, en realidad, lo hemos estado buscando todo este tiempo y es solo a su lado donde seremos realmente felices.
Como el mensaje social de que necesitas ser guapa, necesitas vestir de determinada manera, necesitas comportarte de cierta forma y necesitas, con todo ello, atraer a los hombres, porque ¿qué otra función tienes en la vida, si no es la de agradar a los hombres física y sexualmente?
Como el mensaje social de que existe nuestra media naranja, y que, por tanto, no estamos completas sin ese hombre a nuestro lado que le dé sentido a nuestra existencia.
Como el mensaje social de que debemos competir por el mismo chico, porque las demás mujeres no son más que competidoras, obstáculos en nuestro camino al hombre ideal.
Como el mensaje social de que nuestra imagen debe ser perfecta, porque si no nadie querrá amarnos y estar con nosotras.
Como el mensaje social de que las únicas que pueden quedarse en casa cuidando a los niños o trabajar y vivir de eso somos nosotras, porque ¿cómo va a ser un hombre cuidador? De hecho, ¿hemos oído alguna vez que a los hijos de alguna pareja los lleve al colegio su cuidador? ¿A que no?
Como el mensaje social de que el feminismo es una lucha sin sentido que no lleva a ningún lado.
Con frecuencia, leo tuits feministas y estoy en desacuerdo. Y no porque no sea parte de la lucha feminista, porque mira, si eres mujer y estás en contra del feminismo..., yo no sé, porque a fin de cuentas la batalla es para que se reconozcan tus derechos como exactamente iguales a los de los hombres. No, estoy en desacuerdo porque se hace mucho ruido por nimiedades y se ignoran cosas muy importantes y muy dañinas. Las que expongo arriba son solo algunas de ellas; pero hay muchos, muchos micromachismos y macromachismos que suceden cada día y que son ignorados o normalizados.
¿Que un hombre te ha sujetado la puerta, cosa de la que vi hace tiempo quejarse a una mujer? Se llama educación y buenos modales. No es machismo. Es cortesía. Yo le sujetaría la puerta hasta mi peor enemigo, y lo que me sentaría mal sería que no me la sujetase, porque sería un maleducado y un impresentable dándome con la puerta en las narices. Ya fuera hombre o mujer.
¿Que te has subido al ascensor y había un hombre, y te has puesto nerviosa? Mira, sé que es una mierda. A mí me dan fobia esas situaciones, y más con gente desconocida, y máxime con hombres. Pero no por ellos en concreto, sino porque, en sociedad, somos vulnerables. Somos vistas como presas, a las que se depreda sexualmente. Pero no es ese hombre del ascensor el repugnante; es la situación social, y la sociedad que permite que exista este miedo porque en su seno ocurren estas cosas, lo que debería darte asco. En serio, dudo que el abuelito ese del segundo fuera a asaltarte.
Este es otro estereotipo de algunas feministas que me enerva: todos los hombres, solo por serlo, son maltratadores, violadores, misóginos, defensores del patriarcado y mil cosas más. Por supuesto, todo hombre que afirme estar de lado de la lucha feminista o se tira un farol, o solo intenta llamar la atención para ningunear a las mujeres, o intenta imponer la sociedad patriarcal de nuevo. Eso se llama hembrismo, es el antónimo del machismo y exactamente igual de injusto: si antes se nos discriminaba a nosotras por ser mujeres, ahora lo que se ha puesto de moda es discriminarlos a ellos por ser hombres.
Muchos se lo merecen. Hay incontables hombres a los que metería entre rejas para el resto de su vida. Otros que no sé si salieron de verdad del vientre de su madre, porque es imposible que alguien que ha nacido del seno materno tenga tan poco respeto a criaturas como las que les dieron la vida. Y sí, hay quienes pretenden derribar el feminismo. Pero no todos. Hay hombres que creen que merecemos igualdad; hay hombres que nos respetan; hay hombres que nos ven como algo más allá de media hora de placer; hay hombres que creen en esta causa; hay hombres que de verdad detestan ver cómo se agrede a mujeres; hay hombres que tienen madres, tías, abuelas, hermanas, cuñadas, hijas, nietas, sobrinas y amigas, y a los que les repugna la idea de que todas ellas están amenazadas, de una forma u otra, en una sociedad que las reduce a objetos sexuales. LOS HAY. ¿Por qué te empeñas en dejarlos de lado? ¿Eso de lo que nos quejamos, que nos llevan haciendo siglos, es lo que vamos a hacer ahora nosotras? ¿De verdad esa es tu idea de justicia? ¿Es imponiendo el mismo tipo de discriminación la forma de la que quieres arreglar el mundo?
Es un tema que lleva tiempo ya candente, y del que me apetecía mucho, muchísimo, hablar. Obviamente, no cabía en un hilo de Twitter, así que decidí resucitar TLIAW para ello; y hayas llegado aquí de la forma que hayas llegado, me da igual si por cookies, por Google o por casualidad, te doy las gracias por haber leído hasta aquí y te pido una sola cosa: no te olvides. Reflexiona sobre esto. Dale vueltas. Piénsatelo. Contrasta opiniones. Y, finalmente, decide tú qué es el feminismo para ti; qué representa y qué estás dispuesto a sacrificar por esta lucha por la igualdad.