Reseña: Finis Mundi - Laura Gallego García

¡Hola!

Como ya sabéis, u os imagináis, Miss y yo estamos un poco (bastante) ausentes debido a la época de exámenes que nos asolan. Aunque esta semana, para mí, está casi libre. Dos examecitos de nada, y uno de ellos es una bobada (si es que se lo ha inventado el profesor para sus cursos. Y no exagero, que se lo ha inventado. No está en el programa, que ya lo hemos mirado todos sus alumnos unas cuantas veces), por lo que esta semana es como un respiro entre tanda y tanda. Después de ella ya vienen todos los finales importantes, unos Señores Exámenes, por lo que estaré ya off del todo. Tengo unas ganas de que ya se acabe... Además, estoy en una encrucijada personal, así que... Imaginaos. Estoy de los nerviossss. Pero bueno, que me voy del tema... Vengo a dejaros una reseña sobre un libro que seguramente conozcáis, al menos si sois españoles, pero que intentaré que veáis desde un punto de vista diferente. El mío.

TÍTULO: Finis Mundi
AUTORA: Laura Gallego García
EDITORIAL: SM, colección Barco de Vapor
PÁGINAS: 252
PRECIO: 8,40 €
ISBN: 9788434870116
SINOPSIS:  Francia. Año 997 de nuestra era. Michel, un monje cluniacense, decide mbarcarse en una misión imposible. Según las revelaciones del ermitaño Bernardo de Turingia, el fin del mundo se acerca, y sólo hay una manera de salvar a la humanidad: invocar al Espíritu del Tiempo. Pero antes es preciso recuperar los tres ejes sobre los que se sustenta la Rueda del Tiempo.

¿Dónde se encuentran? Nadie lo sabe.

Muy bien. Vamos a ello. Si tuviera que definir este libro en una palabra, sería difícil elegirla, pero seguramente sería... Raro. No está en la línea de lo que suele sacar Laura, y no lo digo porque sea malo. Pero el estilo es distinto, se nota que estaba empezando, y, además, no lleva la narración con tanta agilidad como lo hace, por ejemplo, en Donde los árboles cantan o en El libro de los portales.

Lucía y Matthias en plena fiestuki.

Esta novela cuenta la historia de Michel, un joven monje que cree que el Fin del Mundo se acerca, y que, tras serle revelado que la humanidad sólo puede ser salvada despertando al Espíritu del Tiempo, y para ello encontrando los tres Ejes de la Rueda del Tiempo, se embarca en una aventura que le llevará a recorrer todo el mundo buscando los tres ejes. Por el camino conocerá a algunos aliados, como Matthias, un joven bardo con la lengua muy afilada, y Lucía, una chica decidida a aferrarse a sus pasiones. Pero no todo es un camino de rosas para Michel. Comienzan a correr rumores sobre el Anticristo, un misterioso personaje que está decidido a obtener el poder del Espíritu del Tiempo para usarlo en su favor, y que no se detendrá por nada.

Como ya he comentado, esa novela es distinta al resto de obras de Laura. Tiene un ritmo más lento, pero a la vez más rápido; la acción se desarrolla por años, según el eje que andan buscando. La autora alarga mucho varias escenas que para mí podía haber resumido, y, por otra parte, hay otras que quizá ha pasado demasiado deprisa. Sobre todo, escenas vitales para entender bien la historia que nos quiere contar. El ritmo era vertiginoso en algunas partes, y lentito en otras. Yo creo que podía haberle sacado más partido a su forma de narrar, aunque sí es cierto que es de lo primero que Laura Gallego sacó al mercado, por lo que aún estaba puliendo su estilo. Se lo perdonamos...

Nuestro monje y su consiguiente pelo a tazón.

Los personajes son un amor. Michel, el joven héroe de esta historia, no es para nada un monje. Sí, viste el hábito, y tiene una enorme calva en la cabeza, al más puro estilo de la época del canto gregoriano, pero no piensa ni habla como un monje. No hace apenas alusiones a Dios, y tampoco a otras figuras bíblicas. Lo que sí que he notado es que conserva los valores cristianos de buscar lo mejor de los demás, pero ese es el único rasgo de Michel que me hizo decir "Vale. Monjil total". Pero tengo que decir que me pareció que tenía un poquitín de síndrome de Peter Pan. Pese a ser un personaje en teoría maduro y muy serio, hay partes en las que me recordó a un niño pequeño, y en otras, a un niño pequeño que juega a ser un héroe.

Por otra parte, tenemos a Matthias, el bardo. Matthias es mayor que Michel, y se nota, principalmente, en su forma de actuar. Su personalidad es la de un adolescente excesivamente bromista, pero actúa con mucha cabeza, siempre sopesando todas las opciones antes de decidirse por alguna. Ah, y su perro es una cosita más mona... Aunque muerde si hace falta (olé la educación canina del siglo décimo) para defender a su amo.

Y  para completar el trío madreeee lo mal que suena  tenemos a Lucía. Lucía es una chica que escapa de la posada en la que trabaja al conocer a Matthias y Michel, fascinada por el bardo y con la meta de aprender el arte de cantar historias. A primera vista, puede parecer un personaje algo enclenque, del tipo "Bah, la hija del posadero. Nada, nada, esta no pinta nada", pero Lucía es la parte fuerte del grupo. Es una chica muy luchadora, muy activa y con un gran sentido de la justicia, lo que hace que, pese a que su nombre no  me gusta mucho, la tenga en un pedestal. Es de las protagonistas de Laura que más me gusta, sólo por detrás de Viana y, quizá, rivalizando con Dana. De hecho, es el único personaje de la historia para el cual no tengo ni una sola crítica (eso, viniendo de mí, ya sabéis que es un auténtico milagro).

En esta ocasión, la pluma de Laura estaba aún recién sacada de su funda. De hecho, Finis Mundi es su primera obra publicada, habiendo ganado el premio El barco de vapor 1998. Para que os orientéis, una de las mejores formas, si no la más eficaz actualmente en España, de publicar un libro es ganar un premio conocido. La chica llevaba unos cuantos años enviando relatos, hasta que éste se llevó el premio, y de ahí comenzaron sus peripecias en el mágico mundo de la publicación. Su  narración aún es un poco vacilante, y no controla del todo el ritmo de las escenas, habiendo pasado unas muy deprisa y otras muy despacio. Pero sí que se empieza a notar el inconfundible toque Gallego.

Es casi el único libro de Laura con matices históricos, y quizá sea lo que lo hace distinto. No se ha inventado otro mundo distinto para sorprendernos, como suele hacer, sino que ha tenido que trabajar con lo dado (En este caso, el mundo post-Pangea ya bastante avanzadito). La verdad es que sólo quiero destacar una cosa: el monje de la portada me dio mucho miedo cuando mi madre me regaló el libro. Os lo juro.

Creo que es la primera puntuación bajo cuatro que pongo... Ah, no Anna. Bueno, pues la segunda.

 ¿Y vosotros qué opináis? ¿Habéis leído esta obra de Laura Gallego? ¿La vais a leer? ¡Cariños NekoShirianos!